sábado, 30 de agosto de 2008

El mal lugar de los docentes

Por: Ricardo Roa Fuente: EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN: El magisterio, que era sinónimo de sabiduría y prestigio social, está decaído y casi sin magnetismo. Cada vez son menos los que quieren dedicarse a la docencia. Sería reduccionismo puro afirmar que esto ocurre sólo porque los sueldos son bajos. Eso mismo que obliga a maestros y profesores a la ya tradicional tarea de correr de escuela en escuela para sobrevivir y degradar, a la vez y sin pretenderlo, la calidad de la enseñanza.Según una encuesta oficial, hay un 27% menos de estudiantes que buscan salida laboral en la docencia: desde jardines de infantes hasta escuelas secundarias. El fenómeno es más que económico: la valoración social de los docentes se ha desbarrancado.Para educar es necesario que el educador se sienta amparado y que se perciba ocupando un espacio relevante. ¿Cuál es ese territorio seguro desde el que el magisterio puede ejercerse hoy con orgullo? Si los maestros son disciplinados y requieren disciplina a sus alumnos son considerados autoritarios o poco menos que eso. Y si, en cambio, descansan en el dejar hacer como filosofía pedagógica, son vistos como facilistas. Algo así como que dejan a sus estudiantes a la buena de Dios.Lo cierto es que la escuela funciona como una caja de resonancia de tensiones que la exceden y ha sido perforada por la violencia exterior. Y es una cuestión que por sí solos no pueden resolver. Los docentes son vulnerables porque la sociedad no encuentra una ubicación correcta para ellos. Y una sociedad en la que los que enseñan no tienen un espacio protegido y vertebrado en el respeto tiene un problema. Porque definitivamente funcionan mejor aquellos países en los que se educa mejor. --------------------------------------------------------------Jorge Garaventa

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